APRENDE, MOTIVA Y ENSEÑA
MATEMÁTICAS EN ESTA ERA DIGITAL.
POR MCE. BERTHA ALCARAZ
NÚÑEZ
1. Introducción
La idea y
la integración de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) desde la
primera infancia han provocado innumerables reacciones por parte de
especialistas con posiciones bien demarcadas y opuestas. Por un lado,
encontramos concepciones teóricas que nos fascinan y nos hacen creer que las
ventajas de las tecnologías ofuscan completamente sus desventajas, pareciendo
que todo lo que es producto de la Sociedad de la Información y del Conocimiento
puede ser consumible, pues sus potencialidades nos transportan a una realidad y
calidad de vida sin igual. Por otro lado, somos confrontados con el juicio de
aquellos que entrevén el fin de la educación y de la infancia, influenciada por
las transformaciones que se viven en tan corto espacio de tiempo y en todas las
dimensiones de nuestras vidas. Todavía, a la par de estas ideas tan opuestas,
aparecen concepciones que nos muestran que es necesario encontrar el equilibrio
y saber recapacitar sobre lo que nos dicen los pensamientos positivos y negativos
para que seamos capaces de consumir críticamente las TIC.
Como
resultado de la cultura digital, en que los niños de nuestra sociedad son
considerados nativos digitales y de que es necesario prepararlos para que sepan
aprovechar las potencialidades de las TIC para su desarrollo, nos parece que
esta formación y orientación debe hacer parte desde la primera infancia, desde
su ambiente familiar, como también en la escuela. En busca de un camino para la
auto-formación en TIC para educadores y su consecuente integración en los
jardines de infantes, idealizamos y viviremos un ambiente virtual colaborativo
propicio para este fin, con la intención de integrar participantes de este
curso taller.
El
objetivo principal es acompañar el desarrollo tecnológico, particularmente el
que Internet nos ha ofrecido, para establecer un enlace dinámico entre
profesionales de educación de infancia.
2.
Las TIC en la primera infancia: concepciones teóricas
Todo lo
que ha surgido en nuestra sociedad a nivel tecnológico provoca necesidad de conocimiento, no solo a los adultos sino
también a los niños. Como ha sido estudiado por algunos investigadores y autores,
tales como Crook (1998b); Papert (1995), (1997); Tapscott (1998); Prensky
(2001); Buckingham (2002); Amante (2003); Barra (2003); Plowman & Stephen
(2003); Ramos (2005), actualmente los niños nacen en la Era de las Tecnologías
y con ellas conviven de forma espontánea, sin miedos y con el interés de
dominar la que tienen a su alcance en sus actividades.
Sobre esta temática,
de la relación entre tecnologías y niños, encontramos autores que formulan argumentaciones
entusiastas y también los que defienden posiciones más escépticas, en busca de
una verdad que parece cada vez más compleja. Son innúmeros los factores que
están presentes cuando se cuestiona la utilización de las tecnologías. Desvelar
el verdadero misterio que envuelve esta temática nos lleva a recapacitar y a
considerar que existe un anverso y un reverso de las TIC. No podemos negar las oportunidades
que las TIC nos brindan, diríamos que el otro lado –más negativo– tendrá que
ser siempre cuestionable, pero el acceso a las tecnologías no podrá ser
prohibido, pues hacen parte de nuestra vida.
En cuanto a los
pensamientos más favorables, que consideramos utópicos, surgen teorías que en ciertos
momentos contrabalancean y no descartan algunos de los problemas que pueden
provenir de la utilización de las TIC. Encontramos autores entusiastas de la
cultura digital, pero conscientes y atentos a sus peligros. Defienden y creen
que los cambios se dan al nivel de la calidad de vida y de grandes beneficios para
la construcción de nuevos aprendizajes. Autores como Papert (1997), transponen
la imagen de que existe, de hecho, un apasionado caso de amor entre niños y
computadoras y de que los niños saben que pertenecen a la generación digital.
Es una concepción que, a pesar de haber sido enunciada hace más de una década,
parece todavía muy actual. Esta es sin duda una forma de describir como los
niños se apoderan de las tecnologías de forma natural y con un entusiasmo que
supera todas las otras influencias presentes en nuestra sociedad.
La integración de la
tecnologías deberá ser según Lydia Plowman & Stephen (2003), una
integración partiendo del ambiente familiar, visto que los niños y jóvenes
pasan momentos más prolongados y sin interrupciones en la computadora, en
Internet, con la televisión, entre otras tecnologías, cuando están en casa, más
que en la propia escuela. Muchos han sido los padres que han asumido esta
responsabilidad de integrar las tecnologías en sus hogares. Esta es sin duda
una forma de colmar las fallas existentes en las escuelas y hacer del espacio
familiar un contexto favorable para aprender con las TIC.
Estudios como los de A.Wartella
& Jennings (2000), sobre “Children and Computers: New Technology-Old
Concerns” revelan que en la sociedad de hoy los niños están expuestos a las
tecnologías desde que nacen. Resultados de esta investigación sustentan que
niños entre los dos y los cinco años utilizan, en media, la computadora,
durante 27 minutos al día. Este tipo de utilización en nuestros días es más
evidente en ambientes familiares por el tiempo de utilización de cada niño y
porque esta realidad no es todavía muy visible en las escuelas.
Para Jessen (2003),
los juegos digitales y las tecnologías son una cultura propia del mundo de los niños,
y una forma de relacionarse con los otros en sociedad. Los niños saben escoger
sus propios juegos y estos pueden o no ser los llamados tradicionales o los
digitales, todo depende de su red relacional con otros niños y de su propia
elección. Para este autor, así sea verdad que el fenómeno de grandes grupos de
niños en el mismo espacio físico esté amenazado, esta realidad está por ser
substituida por las relaciones que los niños establecen con los mismos colegas,
adoptando como soporte Internet. Pensamos que este tipo de estrechamiento de
relaciones llega a ser más compatible para los niños, por la distancia entre
sus hogares que en nuestros días es cada vez mayor, lo que no les permite, en
muchos casos, el contacto físico, después de los momentos pasados en la
escuela, por ejemplo. Todavía, este tipo de interacciones en Internet no substituye
lo presencial, apenas se prolonga después de este.
Las computadoras son,
según Haugland (2000), una valiosa herramienta para el aprendizaje de los niños
en edad preescolar, pero es necesario darles tiempo a los niños de explorar y
experimentar. Todavía los niños necesitan sentir que el adulto, así sea el
educador o sus padres, están disponibles para darles apoyo. De esta manera, su
experiencia puede operar a diversos niveles de áreas de desarrollo. Además de este
factor, Haugland (2000), realza que la observación, por parte de sus educadores
y padres, de las actividades de los niños con la computadora, es fundamental
para provocar nuevas interacciones, interrogar a los niños, proponer nuevos
problemas para mejorar y expandir las experiencias de los niños con las tecnologías.
Gros-Salvat (2004),
parte del principio de que la vida de las nuevas generaciones y los
significados que son habitualmente atribuidos a la infancia se han alterado
notoriamente. Existe, de hecho, una cierta continuidad en el crecimiento de
ciertos cambios provocados por las tecnologías, pero estas pueden no ser necesariamente
determinantes o que intervengan en el desarrollo de los niños. Pensamos que, en
ambiente de jardín de infancia, las TIC representan y se vuelven aliadas de
aprendizajes de calidad, por la motivación e implicación que envuelve a los
niños en experiencias significativas y de acuerdo con sus reales necesidades.
Las TIC proporcionan el contacto con nuevas formas de descubrir, experimentar y
crear proyectos, no limitados al espacio físico donde se encuentran, pero
también siendo posible recurrir a los recursos y comunidades disponibles a
través de Internet.
Conforme Vanscoter et
al. (2001), los niños, desde que nacen y hasta los ocho años de edad, aprenden
rápidamente utilizando todos sus sentidos para acceder a todas las sensaciones
y experiencias que los rodean. Desde este punto de vista, creemos que las
tecnologías multimedia pueden enriquecer las experiencias y promover nuevos
aprendizajes al nivel del desenvolvimiento social y emocional, lingüístico, matemático, físico-motor y de
cultura universal. Los jardines de infancia pueden desempeñar un papel esencial
en el proceso de ofrecer a los niños, de forma igualitaria y responsable, el
contacto con las tecnologías.
Las actividades
desarrolladas alrededor de las tecnologías deben ser entendidas como nuevas oportunidades
educativas, integradas en un todo que les atribuirá y reforzará su sentido
(Amante, 2004). No se trata, como refiere Gros-Salvat (2004), de proteger a los
niños, pero si de prepararlos para valorizar los recursos tecnológicos y ayudar
a identificar lo que se puede o no hacer con ellos. A pesar de las controversias
levantadas por algunos autores como Postman (1994), en su obra The
Disappearance of Childhood sobre la adopción de las TIC, existen perspectivas
más neutras como las presentadas por Buckingham (2002), y Amante (2007), que
ponderan y reflexionan los argumentos presentados por autores como los que
hemos expresado. Buckingham (2002), nos dice que:
No podemos devolver a
los niños al jardín secreto de la infancia, ni encontrar la llave mágica que
les tenga por siempre encerrados en sus muros. Los niños escapan hacia el mundo
adulto más extenso, un mundo de peligros y oportunidades, en el que los medios
electrónicos desempeñan un papel cada vez más importante.
Está concluyendo la
época en que cabía confiar en proteger de ese mundo a los niños. Debemos tener
la valentía de prepararles para que sepan desenvolverse en él, comprenderlo y
convertirse en partícipes más activos por derech propio” (p. 226).
La construcción de
proyectos y la experiencia con las tecnologías permiten que los niños se unan
en la búsqueda de la resolución de problemas, estimula la interacción social,
recreando nuevas formas de relacionarse con las tecnologías y se constituyen
como potencial factor de desarrollo en diversas áreas que están implícitas. Las
tecnologías pueden favorecer el desarrollo de niños y jóvenes, pero estos no
implica que sean utilizadas aprovechando todas sus potencialidades, pero sí
aquellas que permitan el desarrollo adecuado a las necesidades de cada uno. Los
niños y jóvenes tienen intereses propios y una visión del futuro o de
necesidades muy diferente a la de los adultos que los acompañan en todos sus
contextos. Lo esencial es saber diferenciar cuál es el tipo de utilización que
los niños pueden hacer las TIC y permitirles libertad de expresión.
Es comúnmente
aceptado que la acción de jugar y los aprendizajes son procesos que están íntimamente
conectados. Los niños raramente juegan con el objetivo de aprender determinado
contenido, juegan porque quieren pertenecer a un determinado grupo y vivir
experiencias significativas para ellos.
Desde punto de vista
de Jessen (2003), este tipo de diversión y los propios juegos se aplican,
también, a los juegos digitales e interactivos. Nuestros niños de hoy son, como
refiere Prensky (2001), “nativos” del lenguaje digital de los computadores,
videojuegos y de Internet. Esto hace que aquellos que no nacieron en el mundo digital,
pero tienen en algún momento de sus vidas que aprender a utilizarlos e integrar
las tecnologías en su cotidiano, sean considerados “inmigrantes digitales”, tal
como los adultos de hoy.
Es muy reciente la
problemática en torno de la infancia y de la intervención que la revolución tecnológica
puede causar en la vida de los niños para su preparación como futuros adultos.
Niños y jóvenes son cada vez más centro de los discursos políticos a nivel
nacional e internacional, en lo que se refiere a la integración de las TIC en
sus vidas. En este paradigma encontramos especialistas como Giddens (2000), que
nos dice, sin vacilar, que este fenómeno revolucionario no será totalmente
comprendido por sépticos, ni fervorosos, ni sabremos cuáles serán los
verdaderos efectos en nuestras vidas. Es un fenómeno generado por los grandes
grupos económicos que permitieron el desarrollo de los sistemas de
comunicación. Las TIC, desde la primera infancia, es algo inevitable, pero esta
utilización puede ser orientada si los adultos asumen esta responsabilidad como
parte de la educación.
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